Hawái.


404. Magical Imaginary Child
octubre 1, 2015, 12:00 pm
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Magical Imaginary Child

CHIHEI HATAKEYAMA + FEDERICO DURAND
»Magical Imaginary Child«
WHITE PADDY MOUNTAIN. 2015

Un brillo eléctrico emana de manera natural desde puntos ubicados en el borde de una vista extendida, anotaciones relacionadas de manera casual en medio de la atmósfera liviana, reflejos instrumentales que crecen cuando las horas decaen lentamente y el agobio externo se vuelve un agradable calor ligero. En torno a ese escenario cotidiano surgen unos sonidos reservados, contemplaciones de la jornada que comienza a descender, observaciones sosegadas sobre los recuerdos presentes. Baja el sol y aparecen líneas horizontales atravesadas por diagonales infinitas, un murmullo suave de armonías y ecos circulares que forman simples desarrollos donde cada registro individual se extiende hasta el límite de la periferia, al borde del suelo asfaltado. Son grabaciones capturadas durante instantes de separación con el tiempo y su avance irrefrenable, momentos en que los segundos se convierten en minutos y los minutos en horas, y donde un sencillo acorde se propaga eternamente con la mirada perdida, cuando un pequeño ruido viaje alrededor de un mismo punto espacial, dejando cada vez una impresión diferente en el aire, propagándose de manera desigual. Chihei Hatakeyama es, como probablemente todos ya sabrán, aquel músico de Tokio, también parte de Opitope, que crea soundscapes con varios materiales eléctricos y acústicos y que ha publicado un número importante de álbumes por diferentes sellos, principalmente a través de su propia empresa. Durante este año ya lleva seis trabajos publicados, “Mist” (White Paddy Mountain 2015) [367], “Five Dreams” (White Paddy Mountain, 2015), “Void VII” (White Paddy Mountain, 2015), “Moon Light Reflecting Over Mountains” (Room40, 2015), “Void VIII” (White Paddy Mountain, 2015) y “Frozen Silence” (White Paddy Mountain, 2015) [383], este último acompañado de Sakana Hosomi, “seis piezas en casi cincuenta minutos, seis instantes que exploran resonancias ambientales y espacios amplios, entre una masa extensa de sonidos dilatados. Largos panoramas (no tanto en duración) que habitan al interior de cada una de las composiciones, que las hacen parecer aún más prolongadas de lo que son, armonías quietas que varían levemente desde su centro, estirándose, moldeando el entorno de acuerdo a su movilidad pacífica, a veces removiendo las orillas rocosas… Chihei Hatakeyama y Sakana Hosomi crean “Frozen Silence”, una obra que permanece como una imagen en movimiento lento de las frías corrientes marinas, ruidos estáticos en mitad de los continentes líquidos”. Por otro lado, Federico Durand, aquel artista sonoro de Buenos Aires que emplea field recordings que recoge de su vida diaria, unidas a guitarras y cassettes, piezas entregadas a Spekk, Own, Desire Path y Home Normal. Uno de ellos es “La estrella dormida” (White Paddy Mountain, 2014) [345], “música hecha de pequeños objetos que trasmite esa naturaleza ínfima a sus piezas de ruido minúsculo. Estrellas que duermen y luces que se apagan, reflejos de un sol pálido que adquiere color conforme las horas se desplazan. Un murmullo de sonido rugoso, una superficie desigual que se puede palpar en cada una de ellas, un ruido imperfecto que sirve de suelo donde se apoyan esos acordes. Loops imprecisos sobre un plano borroso, las notas se repiten encima de la acústica delicada formando unas estructuras de cristal roto. A menudo parecen prólogos de composiciones mayores, quedándose en un esbozo de algo que podría ser, dejando una extraña y agradable sensación en el aire”. Ambas formas de intervenir el sonido se entrelazan para producir una obra de formas leves, ruidos y armonías inmóviles.

“Magical Imaginary Child” es la primera realización conjunta entre estos dos músicos, un encuentro en el cual se despliegan las distintas maneras que cada uno tiene de producir sonidos. Aunque, sin embargo, este primer esfuerzo es solo una opción creada con un arsenal reducido de herramientas, un sistema sencillo en donde lo importante es permitir que los resultados de estas sesiones momentáneas crezcan de modo natural. Editado a través de White Paddy Mountain, un sello presente de manera regular en estas páginas, el álbum es una reunión de impulsos diferidos en que conviven formatos orgánicos que emplean energía para poder expresarse, una serie de anotaciones producidas en el transcurso de una estadía breve y que se difunden de modo amplio por las corrientes aéreas. Chihei Hatakeyama y Federico Durand elaboran un trabajo de reverberaciones ambientales que crecen de manera indefinida en el espacio, dejando rastros vaporosos de polvo y partículas ínfimas, piedras pulverizadas flotando, brillando levemente. “Inspirado por una pequeña estatua de Buda en un templo en el vecindario cercano al hogar de Hatakeyama, ‘Magical Imaginary Child’ es la primera grabación colaborativa entre Hatakeyama y Durand. Teniendo como fuente únicamente una guitarra eléctrica (Chihei Hatakeyama) y cintas de cassette (Federico Durand), este álbum fue grabado en marzo de 2014 en la casa de Hatakeyama durante la gira por Japón de Federico Durand. Estos cuatro trabajos son verdaderas meditaciones y sonidos poéticos”. La fotografía tomada por Chihei muestra aquella estatua cercana a su hogar, lugar donde finalmente se registraron las planicies etéreas que inundan esta obra. En las paredes donde habita el músico japonés tuvieron lugar los encuentros, hace un año y medio atrás. Grabaciones caseras llenan los vacíos, composiciones espontáneas surgidas de la unión de materiales básicos. Chihei Hatakeyama desarrolla una serie de acordes pausados en su guitarra, arpegios delicados donde sólo unas cuantas pulsaciones provocan duraderos sonidos que se esparcen uno sobre otro. Por su lado, Federico Durand urde melodías infinitas a través de cintas enlazadas, láminas delgadas plegadas que van desprendiendo partículas químicas de ruido, armonías quietas que establecen circuitos cerrados. Por medio de sus movimientos repetidos se forma una música maravillosa, órbitas minúsculas y notas que irradian calor templado. Cuatro piezas derivan de esta unión, imágenes que observan como el tiempo avanza mientras a través de ellas su efecto se retarda. Sonoridades imperfectas, loops que emanan un brillo grisáceo, cuerdas que emiten melodías disueltas en líquido. “María”, doce minutos de una música que retorna sobre el mismo lugar, trayectos estancados que nunca son iguales. El carácter sombrío de este primer registro se vuelve claridad en “Nami”, melodías diáfanas y texturas lisas aunque con pequeños trozos desiguales. Los objetos se inmiscuyen en el interior de “Cordelia”, un lento torrente de ideas cubiertas por cuerpos extraños, elementos que cruzan las mareas ambientales que son expelidas de la guitarra. “Tove” no es más que luminiscencia, destello borroso que trasciende la realidad de cuerpos discontinuos, apuntes deslizados suavemente por el terreno algo abrupto. Los instrumentos se callan, sin embargo, estas piezas persisten en el aire, más allá, como un eco ancestral.

“True meditations and poetic sounds”. Cuando la jornada diaria se pierde en las horas tardías, surge un brillo diferente, el reflejo retardado del calor que antes cubrió el suelo. Chihei Hatakeyama y Federico Durand construyen en “Magical Imaginary Child” panorámicas extensas de sonidos dilatados, cuerdas que atraviesan el terreno hasta su borde y loops contaminados que filtran sus partículas de ruido en las imágenes amplias. A través de una prosa sencilla y un ruido austero, se crean hermosos paisajes de radiación tenue.

www.whitepaddymountain.tumblr.com, www.chihei.org, www.federicodurand.blogspot.com

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