Hawái.


156. Vespertine + Hidden Place + Pagan Poetry + Cocoon
agosto 1, 2011, 2:30 pm
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BJÖRK
»Vespertine« (2001)
»Hidden Place« (2001)
»Pagan Poetry« (2001)
»Cocoon« (2002)
ONE LITTLE INDIAN

Era agosto de 2001, lo recuerdo casi como si fuese ayer mismo. Ya se anunciaba por esos días que estaban por caer como gotas en invierno nuevas canciones de alguien que hasta esa fecha no nos había fallado nunca, y que se había ganado mi entera confianza. Con las mismas ansias que un niño espera un juguete para navidad, de la misma manera me encontraba deseoso de oír tan solo una de ellas. Finalmente el día llegó. Y bastó solo una para saber que lo que estaba por venir sería algo grande, algo mayor que cualquier otra cosa, de proporciones pequeñas pero dimensiones inimaginables. Al poco tiempo después tendría la oportunidad de apreciar el conjunto al completo, y el milagro anunciado se hacía realidad ante mis ojos.

El antecedente previo, en igual formato, era “Homogenic” (One Little Indian, 1997), un disco en el que ella tomaba el control casi total de todos los aspectos. En cierta manera, siempre lo había hecho, pero en aquel trabajo ella era como nunca el jefe, lo que en ningún caso quita que siempre se rodee de un gran número de colaboradores. Pero las ideas vuelan por su cabeza y el resto no hace más que seguirla. Ya “Homogenic” era frío, extático pero frío, pero todavía estaba a unos pasos de tocar el hielo polar. Sin embargo, antes de de llegar a esto tenemos una parada obligatoria, y que es trascendental para poder entender su cuarto LP. El director danés Lars Von Traer (‘Dogma 95’, “Europa”, “Breaking The Waves”), prepara un film, el tercero con una mártir en el papel central, que además tendría la particularidad de ser un musical. Y es precisamente ella la encargada de protagonizar el rol de una madre soltera y sufrida a más no poder en la América de post-guerra. La película, “Dancer In The Dark”, ganó la Palma de Oro en Cannes, pero no todo fue triunfo. Llena hasta el borde de escenas dramáticas, esas mismas se trasladaron fuera del set, y el enfrentamiento con Von Trier, una personalidad fuerte, era inminente. Eso se sumaba a que, a diferencia de una actriz con más experiencia, no separaba realidad de ficción. “Ella era inocente e incapaz de sacarse de encima su  papel al final del día… La escena en que Selma castiga a su hijo le tomó dos días. Y la escena del asesinato fue abrumadoramente catártica y desastrosa”. Así relata algo de las grabaciones Vincent Paterson, director coreográfico. Pero no todo podía ser tragedia: sumado al premio en Francia, nacería “Selmasongs” (One Little Indian, 2000), otro triunfo. El disco, algo infravalorado, daba antecedentes del futuro de la artista. “Llegaba a casa luego de catorce horas de llantos y arranques nerviosos, y me ponía a tejer estas bufandas de seda, que eran luminosas y llenas de esperanza. Pero muy frágiles, porque obviamente yo era frágil”. El breve álbum entregaría perlas como “I’ve Seen It All”, “New World” y, sobre todo, “Scatterheart”. Y, tal como en “Selmasongs”, para el nuevo disco Björk tejería bufandas de seda, todo suavidad las que no cabrían solo en un disco. Ese fructífero periodo creativo daría para tres singles –cada uno en dos versiones–, quizás los mejores que ha publicado.

Agosto de 2001, y aparecen las nuevas canciones. El primer cambio viene en la imagen: deja a MeCompany y establece una relación con los diseñadores parisinos Mathias Augustyniak y Michael Amzalag. Lunes 14 y aparece el primero de ellos: “Hidden Place”, en sus dos versiones, contiene, además de la versión radio edit, cuatro caras B: “Generous Palmstroke”, escrita a medias con la arpista Zeena Parking es un lamento que dice mucho sobre su pasado reciente (“So needy of comfort but too raw to be embraced/ Undo this privacy and put me in my place”); “Verandi” es un poema en islandés de antes de “Dancer In The Dark”, que perfectamente podría haber formado parte de ella: arreglos de cuerda épicos que hacen eco mientras la canción casi explota; “Mother Heroic” y “Foot Soldier” son dos poemas de E.E. Cummings, dos pequeñeces que brillan por como sus palabras suenan (“Oh thou that bowest/ Thy ecstatic face/ Thy perfect sorrows/ Are the world’s to keep/ Wherefore onto/ Thy knee/ Come we/ With a prayer”), la segunda digna heredera de “Homogenic”. Por si fuera poco, también tenemos la fortuna de oír “Hidden Place (Acapella)”, que siendo lo mismo, le imprime otro valor, aún más si se puede, a la original, sonando casi religiosa, adelantando lo que vendrá a continuación, “Medúlla” (One Little Indian, 2004). Noviembre es el turno del segundo single, “Pagan Poetry”, y oímos por primera vez remezclas. El CD 1 se acompaña de “Pagan Poetry (Matthew Herbert Handshake Mix)” a cargo de, obviamente, el maestro del concrète house MATTHEW HERBERT, que le resta dramatismo a una canción muy densa y suma sus típicos juegos. OPIATE –ambos remixers están en el disco–, por su lado, toma “Aurora” y realza el poder evocativo del arpa pero la retoca hasta hacer crispar la nieve. Los otros tracks, inéditos: “Domestica” (así se llamaría en principio el nuevo disco) sigue la estela, otra vez, de “Homogenic”, similar a “All Neon Like”, mientras que “Batabid” es otra cosa, lo más cercano a Brian Eno que la islandesa se ha encontrado jamás, con la ayuda del inseparable Mark Bell. Marzo de 2002, último single, esta vez para “Cocoon”. Dos versiones para music box, “Aurora” y “Pagan Poetry”, más dos temas: el no tan inédito “Amphibian”, ya presente en el “Being John Malkovich / Soundtrack” (Source, 1999), el film de su amigo Spike Jonze, cuando ya daba avances promisorios, tanto en texturas como en instrumentación; lo que queda es “Sun In My Mouth”, ‘recompuesta’ por Olivier Alary, es decir, ENSEMBLE –a oír “Sketch Proposals” (Rephlex, 2000)–, uno de los más fieles herederos de Oval, y esta no es la excepción: hace de la suciedad algo incandescente (su rastro y su marca quedarán impresos indeleblemente en “Desired Constellation”).

Los tres, más bien seis discos antes mencionados, si los juntas todos, tienes un disco entero que fácilmente podrían formar otro trabajo, aunque inseparable de su madre. No son en lo absoluto descartes, sino que complementan, y en algunos casos realzan el valor de las matrices. Sin embargo, estas no son más que las ramas que salen de un gran árbol, the family tree. “Vespertine” se llamó, y se sigue llamando, pues de su tronco aún emergen brotes. Será un disco propio de su época, pero inexplicablemente es un disco atemporal, sin fecha de término conocida. El anterior era frío, este es el hielo. “Suena como una grabación invernal. Si te despertaras en medio de la noche, y sales a tu jardín, todo lo que pasa ahí no se tiene ningún conocimiento. Ese el estado de ánimo que intentó obtener. Los búhos de nieve representan eso muy bien”. Un arrebato contenido, “Vespertine” es la victoria final de la belleza, en lo estético y lo ético, en la forma y el fondo. Armónico, cristalino, inmaculado, y por sobre todo humano. Cero estridencias, todo es un enorme tejido de seda. “Estuve aburrida de los tonos fuertes. Ya escuché un montón de eso, drill’n’bass, un montón de Rephlex. Esto es más música folk electrónica, música para la casa. Es cursi hacer una banda sonora para un emparedado, pero me gusta bastante. Por mucho tiempo he querido algunos susurros. Fue una marca de agua en comparación al aceite”. En la tarea de buscar ese sonido de viajar al interior Björk recurre y reúne, como es habitual, a un grupo de fieles artistas. Gráficas y diseño de M/M ‹Paris›, traje de cisne de Marjan Pejoski, fotografía de Inez van Lamsweerde & Vinoodh Matadin en una portada, la primera en blanco y negro, que la muestra a ella recostada en el borde de una piscina mientras la ilumina un sol de mañana. Es la mejor portada de todos discos, algo inesperada, natural, espontánea. Sobre los músicos participan, entre otros, Valgeir Sigurðsson, Console, Matthew Herbert, Thomas Knak, Vince Mendoza, y Guy Sigsworth. Pero son dos quienes más protagonismo, el arpa de Zeena Parking y la electrónica impredecible de Matmos, ambos quienes se irán de gra con ella. Y así vemos como el pop se intersecta con la IDM, el glitch, la música clásica, la música coral, contemporánea, los clicks + cuts, el ambient, etc., y dan una mezcla gloriosa  de música moderna e intimista. “Yo estaba recogiendo todos los ruidos que yo sé que son como de hibernación y que suena como el interior de tu cabeza. Supongo que ‘Vespertine’ para mí fue algo realmente, realmente, realmente interno e intenté crear música con resoplidos y susurros y cajas de música”. Murmullos, pequeñas descargas de energía, destellos de luz natural. Ahora es momento de darle al play y ver como la magia emerge. Suena “Hidden Place”, la recuerdo perfectamente. “Through the warmthest cord of care/ Your love was sent to me/ I’m not sure what to do with it/ Or where to put it”. Era lo primero que escuchaba, un magma interior fluir como un río exterior. Chasquidos, la voz ondulando y un coro celestial. “He’s the beautifullest, fragilest, still strong/ Dark and divine/ And the littleness of his movements/ Hides himself/ He invents a charm/ That makes him invisible/ Hides in the hair”. Es uno de los mejores singles de la década, sino el mejor. Y eso es tan solo el principio del idilio. “Cocoon”, a medias con Thomas ‘Opiate’ Knak, es la segunda del trayecto y  sus cuerdas vocales apenas salen de su boca. Casi las pierde. Una canción quebradiza. Escasamente canta “a train of pearls”, la fragilidad de cuando llega a esta frase, “from a mouth of a girl like me”, es enternecedora. “It’s Not Up To You” con el ritmo un poco más optimista y su final propio de un poema cantado del Japón, “Undo” y las mil voces desde la boca del estómago de un dios sin nombre. “‘Pagan Poetry’ fue la última canción que hice, y estuve hambrienta por algo físico otra vez”, y lo etéreo se hace corpóreo: “Pedalling through/ The dark currents/ I find an accurate copy/ A blueprint of the pleasure in me”. Es esta una canción espesa, de un color petróleo y expuesta, tanto como su video. “Lo amo, lo amo/ Esta vez, voy a mantenerlo en secreto/ Le ama, le ama/ Pero él me hace querer entregarme”. “Frosti” es un breve motivo para caja de música, un descanso necesario para pasar a la otra cara del disco. Antes que acaben de girar los cilindros, comienza “Aurora”, tormenta blanca de ruidos minúsculos. “Quebrando la punta del glaciar, buscando momentos de luz/ de crepúsculo a crepúsculo con rumbo hacia lo sublime”. La manera en que los sonidos se derriten, la manera en que centellean, la manera en que las los bajos aparecen. “Fill the mouth with snow/ The way it melts I wish to melt into you”. “An Echo A Stain”, embriagadoramente intensa, profunda hasta la inmensidad: “Feel my breath on your neck/ And your heart  will race”. “Sun In My Mouth”, otro poema de E.E. Cummings, más tierna que la anterior. “Heirloom” es, básicamente, una version de un tema de Console que en poder suyo, obviamente gana muchos en intensidad. Algo un tanto opuesto es “Harm Of Will”, rozando lo divino. Björk no es una persona religiosa, pero a pesar de ello esta pieza tiene el impacto de un plegaria profunda de contacto directo con alguien superior, un contacto físico: “Si hay un trovador lavando, es él/ Si hay un hombre por el pueblo, es él/ Si hay alguien por ser calmado, es él/ Si hay nueve ellas, son llevadas por mi/ De ésta manera es ella / Y él la colocó desnuda con sus piernas largas/ Sobre el árbol genealógico”. Hasta acá lo que tenemos es un álbum que se esconde, pero en su epílogo saca la cabeza, y lleva por nombre “Unison”, una canción vitalista, como lo son las otras, solo que esta lo saca a relucir más que las otras. “One hand loves the other, so much on me/ Born stubborn, me, will always be/ Before you count 1, 2, 3 / I will have grown my own private branch of this tree”. Independencia, libertad, entusiasmo, euforia hasta donde es posible, coro celestial extraído de ‘Viri Galilaei’ de Patrick Gowers –“The English Anthem. Volume 2” (Hyperion, 1992)– y un sample que no es tan inesperado y perfectamente reconocible: “Aero Deck”, track 2 de “Systemish” (Mille Plateaux, 1994), que confirma el carácter pop de Oval. Una mano ama la otra, we shouldn’t fight, embrace you tight, let’s unite tonight.

“Vespertine”, la apertura o el florecimiento en la tarde. “Quería hacer un álbum con canciones que cualquiera pudiera cantar cuando no quiere estar en contacto con su alrededor. Realmente quería entrar en ese mundo, un mundo que aparece cuando  estas solo en casa, lo que tal vez no pasa muy a menudo. Por cierto que es un lugar un tanto abstracto. Puede sonar muy obstinado de mi parte decir esto, pero en ese lugar encuentras felicidad, éxtasis y paraíso”. “Vespertine” es introvertido pero a la vez es una celebración de la vida, un instante en el que quieres estar en soledad y te sientes feliz así. ‘Vespertine’ es un pequeño insecto levantándose de las cenizas”. Es también un lugar colmado de secretos, un jardín al que es fácil entrar y difícil de salir. Folk y electrónica, música hogareña, invernal y cálida, caniones humanas, retraídas, resplandecientes, que suenan a muchas cosas pero que conforman un todo único e irrepetible. “Vespertine” es por ahora el mayor logro una artista integral, una Björk que no se cansa de probar, y que acá se encontró con la belleza en su mejor expresión. Es este el disco más hermoso de la música moderna.

www.indian.co.uk, www.bjork.com

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